Querida Lile,
Parece que mi hijo Miguel y yo hayamos nacido con una maleta en la mano y el pasaporte entre los dientes ¡somos viajeros natos!
Tenía tres años y medio cuando correteaba incansable por la Alhambra y el Generalife de Granada.
A sus 7 años empezamos los viajes familiares por Europa haciendo camping: Italia, Suiza, Austria…
La Jungfrau en Austria nos encantó.
Más tarde iniciamos los viajes los dos solos aprovechando algunos de mis conciertos.
El viaje a Rusia ya fue más largo,Moscú, San Petesburgo y el Anillo de Otro, pequeñas ciudades que rodean Moscú con sus palacios de Ivan el Terrible … en fin un paseo fascinante para nosotros, fans de las piedras y de la Historia
El anuncio de mis conciertos en cirílico era bastante reconocible…
No sólo los grandes viajes nos atraían, siempre estabamos dispuestos a hacer una escapada mochilera a ….Toledo? Burgos?
Nuestra aventura más especial fue Egipto. El resto de la familia no podía ir y allá nos fuimos Miguel y yo.
Su encuentro con el desierto lo entusiasmó.
Los templos, la travesía por el Nilo, las pirámides, la gente, los mercados….¡que experiencia!
De vuelta de Egipto y por una parada técnica estuvimos un dia en Bucarest en un momento histórico : acababa de caer Ceacescu y nos encontramos con una ciudad paralizada completamente.
En esta plaza había flores en honor de jóvenes muertos….nos impresionó mucho.
Hemos disfrutado mucho con nuestras aventuras viajeras. Siempre estamos rodeados de mapas comentando la próxima escapada. Hay una gran complicidad pues Miguel es de una gran humanidad y muy divertido.¡Es un lujo de hijo!
Sus famosos «abrazos de oso» están muy solicitados por la familia…
¡¡Son tan reconfortantes!!