Querida Lile,
Mamá a los 2 años ya lucía estilo con la moda de 1907.
A los 18 derrochaba encanto….y después tambien.
¡¡Por fin una niña!! Después de tres varones mi llegada la ilusionó y entonces empezó nuestra gran aventura juntas.
Dar alpiste a las palomas de la Plaza Cataluña era una tradición.
Mamá tocaba el piano “de adorno” que se decía en su época y cuando yo tenía 6 años me enseñaba algunas piececitas sentada sobre sus rodillas y yo la imitaba con dedos torcidos. A los 8 me llevó al Conservatorio y allí me pusieron ” firmes”. Recuerdo que me hacía estudiar en casa mientras ella tricotaba : “¡repite ese pasaje , pon bien la mano!” . Esa escena la repetí años después con mi hija que se enfadaba cuando yo le gritaba desde la cocina: ¡el Si bemoooool!
A veces me fastidiaba estudiar en lugar de leer mis cuentos preferidos y todavía tengo un libro de las odiadas escalas con un mordisco mío en una esquina… rebeldía de los 9 años…..
La verdad es que gracias a su perseverancia tengo esta profesión maravillosa. Ella supo adivinar que la música era mi lenguaje.
Mi madre y mi marido han sido los pilares generosos e incondicionales de mi camino musical, mi éxito era el suyo y lo disfrutaban mucho.
En el camerino después de un concierto con orquesta
Nuestra experiencia juntas ha sido larga e intensa. Sus casi 100 años (le faltaron unos pocos meses) dieron para mucho. Era inteligente, divertida, amorosa pero también absorbente y exigente. Nuestras lecturas, el cine, los museos, pasear por el Barrio Götico explicándome la Historia como un cuento, sus guisos y pasteles riquísimos, los viajes y su gran cariño llenaron mi infancia supliendo la ausencia de mi padre siempre en la mar. También me enseñó a valorar desde niña los pequeños detalles de la naturaleza: las gotas de rocío en la hierba o el”lucerito” que por la noche brillaba en el cielo y que saludábamos desde el balcón.
Era una gran comunicadora y fascinaba a todo el mundo con sus relatos:…” He vivido una República, dos Dictaduras y dos Monarquías”…….
Bailando con mi hermano Guillermo en su 82 cumpleaños
Después llegó la época en que los papeles se invierten y los padres se convierten en nuestros hijos. Esa fué una etapa muy difícil que vivimos intensamente pero siempre con cariño. Un recuerdo imborrable fué en su última Navidad. Me pidió que nos alejáramos del ruido familiar de la sobremesa. Me la llevé junto al piano y ella me fue pidiendo las piezas que yo tocaba de jovencita , el Claro de Luna, un preludio de Chopin, Schumann, Mozart……Pienso que fue como cerrar el círculo que iniciamos juntas a mis 6 años. ¡no olvidaré nunca la emoción de ese momento!
Su gran fortaleza ante las dificultades, su amor, sus aciertos y también sus desaciertos la hicieron mi maestra en ese difícil “rol” de ser madre. A veces ese papel nos abruma por la responsabilidad y el miedo a equivocarnos, pero creo que es el mejor regalo de la vida.
Bonic i tendre aquest record de la mare, Liliana!